Con motivo del homenaje en la Casa de Teruel en Zaragoza, el sábado 7 de Julio de 2012, nombrando a Gonzalvo "Vaquillero de Honor" y presentando el Sello de Correos con su efigie, puesto ya en curso, trascribimos el pregón que dió en 2001 como Mantenedor de las Fiestas de Teruel, y que será leido por su hija en dicho acto.
Exmo.
Señor Alcalde y corporación, Exmas. autoridades, inspirados poetas,
turolenses todos y todos cuantos nos honran con su presencia. Buenas
tardes.
Todos
quienes me van a oír, y me están oyendo, traerán a su memoria
muchos de los buenos oradores que por Teruel han pasado por este
solemne motivo.
Desde
el principio de esta gentileza del Ayuntamiento para conmigo,
tengo
en la mente el recuerdo de un amigo turolense, gran orador y mejor
charlista,
Manuel Jiménez Quilez, quien pese a su don de la palabra decía:
"
yo soy como el polvorón, si me quitan el papel, me deshago"
El
no lo necesitaba; yo si, y en su memoria me lo van a permitir
ustedes.
Muchos
pueden saber en la provincia, de mis consejos, dados a pie de obra y
en lo alto de un andamio, para la recuperación arquitectónica, para
conseguir la euritmia que cada pueblo requiere o le es propia, para
limpiar las jambas de una ventana o el recorte preciso de una piedra
sillar, o un paramento de sillería, o el idóneo rejuntado de una
pared de mampostería. Algo me duele, que mi asesoría, gratuita
siempre, no fuera, aun, mas aprovechada o solicitada, pero ¡jamás
pensé que se aprovechara mi pobre oratoria para pregonar o mantener
un acto de esta importancia!
Sin
rencor, doy gracias por la distinción, sintiendo no ser un
elocuentísimo Joaquín Arnau, y deleitarles en este momento. (Según
Castelar, este rubielano era “la palabra más brillante de
España”).
Sin
Reina, este año, me han privado de un socorrido agarradero. Me han
privado de la caballeresca ocasión, y tan propia de mi edad, de dar
salida a mi pobre bagaje de lindezas, piropos o requiebros, glosando,
como en los Mayos, de la cabeza a los pies, todos los encantos de la
reina y el escogido ramillete de sus damas. (Desde siempre me ha
chocado una cuarteta de estos Mayos, que tiene ocurrente y sencillo
candor. dice:
Y
tienes las piernas
muy
bien conformadas,
por
arriba, gordas,
abajo,
delgadas.)
Así
es: este año se ha eludido la gran dificultad de la certera elección
y las han soltado todas por la calle. Pueden comprobarlo ustedes a la
salida: ¡está Teruel lleno de guapas!
El
Ayuntamiento de Teruel me trae ante ustedes y me dice: Gonzalvo,
tienes que hablar en esta tribuna y tienes que hacerlo, precisamente,
en vísperas de las fiestas que Teruel dedica a su tradición mas
vieja y emblemática, la Vaquílla del Ángel. Es decir, en el
momento trascendente en que todos somos mas receptivos, mas
sensibles, mas amigos, mas paisanos, mas hospitalarios. En el
instante en que mejor y con mas fluidez manifestamos los sentimientos
para hacer mas grandioso el acto.
Un
acto donde los poetas festejan con poemas al Teruel de los Amantes,
del Toro y de la Estrella: Ángel Cuadra, José Luis Martín, Roberto
Alonso con María José Játiva, nuestra paisana; a todos nuestra
enhorabuena por sus premios y agradecimiento por su participación.
Permítanme
que blasone de las mismas señas de identidad que exhiben todos los
hombres y mujeres que han hecho patria chica a lo largo de su breve
historia:
Yo,
después de mis estudios de Bellas Artes en Madrid y Valencia, me
afinqué en mi rincón de Rubielos de Mora, hace bastante años, con
mi cartapacio de sueños artísticos en el bolsillo del alma, en
busca de la paz y libertad natural de nuestro Sistema Ibérico, de
esta provincia, a la que he dedicado toda mi vida.
Encontré
lo que ya sabía: una provincia en permanente y dificultosa
reconquista, la tierra del Toro y de la Estrella.
A
medida que iba vaciándose de gente que marchaba a las ciudades de la
promisión mediterránea desde hace medio siglo, yo construía
monumentos de hierro en los que daba libertad a mis conceptos
artísticos, ligados siempre a sentimientos telúricos de la tierra y
del paisanaje. Y fue así, admitido y secundado por algunos pueblos
que anhelaban resaltar cultura, sentimientos y esperanza en la nueva
mitología, como se erigieron monumentos en Alcañiz, Albalate,
Andorra, Utrillas, Nacimiento del Tajo, Calamocha, Mosqueruela, Venta
del Aire, Rubielos , Teruel....
Y
en Teruel erigí el monumento a la Vaquilla del Ángel, que hoy, por
la fiesta que rememoramos y celebramos, aglutina el espíritu de
nuestro pueblo del último milenio, como desarrollo de lo que fue, en
un momento dado, inspiración de conquista, con el reto del progreso
y aún de la supervivencia.
Sorprende,
no obstante, constatar que la primera instantánea visual del Toro y
la Estrella que tuvieron los adalides de Alfonso II coincida
plenamente con la idea que, casi un milenio más tarde, continúa
prevaleciendo en el espíritu de esta fiesta, que renueva, año tras
año, las ganas de vivir que pone Teruel en manifestarse con la
fuerza, el brío y la exaltación de todas potencias y sus sentidos
humanos.
Cuando
yo era joven miraba la tierra y el cielo con los mismos ojos
apasionados que los miles de jóvenes del mundo vivirán estos días
su aventura y su sueño en Teruel. Ni las carreras ni el baile ni el
alcohol ni el cansancio ni el sueño podrá con ellos, porque cada
uno lleva puesto su corazón de toro en el pecho y la divisa blanca y
roja señalando la estela de su vigor a tope, guiados por la Estrella
en el cielo y el Toro en la tierra. Es así como la fiesta y la
fascinación de los mitos transforma de golpe a la ciudad, siempre
tranquila y rutinaria.
Buscando
raíces de nuestra fiesta, podríamos llegar hasta mitologías
griegas, con sus juegos taurinos cretenses , al Minotauro con su
laberinto...
¡Que
Teruel encuentre el hilo de Ariadna como el joven Teseo lo encontró,
para
poder salir airoso del laberinto de los tiempos que corren!
En
mis frecuentes visitas a Teruel me gusta deambular, si puede ser
solo,
viviendo
y habitando en sus rincones o monumentos, su mudéjar, torres y
artesonado,
analizando lo que falta o lo que sobra para su complemento y
ambientación,
y así ofrecer y aun presumir de nuestros idiosincrásicos
monumentos,
hoy Patrimonio de la Humanidad.
Cuando
con mis soledades vengo, recalo siempre -y ya hace demasiados
años-
en la plaza de San Pedro, forzando mi fantasía en busca de
soluciones y sueños para la rehabilitación de su entorno;
soluciones idóneas, huyendo de folcloradas sintiendo temerosa
inquietud por ellas, y de temerarias creaciones. Con mas de sesenta
años hasta pueden ya haberse acostumbrado a su estado sin que su
vista se sienta agredida.
Permítanme
estas observaciones, producto de la confianza, considerando que esta
empresa es labor provincial, y aunque mucho se haya ganado, mucho hay
que hacer, tanto en pueblos como en la capital, tarea que esta tierra
debe empezar con la concienciación del pueblo que será el primer
beneficiado de sus frutos; porque los valores estéticos y artísticos
del hábitat humano es parte muy importante de la calidad de esa
vida, hoy tan ansiada, buscada y difícilmente encontrada.
Hablo
así tras la experiencia propia de mi vida dedicada a la recuperación
arquitectónica de mi pueblo, aprovechando la buena disposición y
recepción de Rubielos de Mora, que todos sus habitantes gozan de
exhibirlo como cosa propia que es. Y que gracias a la armonía
conseguida recibe gran contingente de visitantes.
Que
todo turolense sepa la importancia de nuestro mudéjar en el mundo y
que la torre hermosísima merece en su entorno, por lo menos,
dignidad y aseo.
Gente
tiene Teruel -intelectuales, gente capacitada o artistas- para esta
empresa,
como la de Rubielos que yo emprendí, siendo un niño, y que
ahora,
con participación total del pueblo, está dando hermosísima
cosecha.
Se
que hay un plan inmediato para intervenciones de adecentamiento del
casco
antiguo, pero para continuar esta labor tan importante de los
benditos
presupuestos, es necesaria la actuación particular de los vecinos
todos
de
Teruel, vecinos del monumento, o vecinos de la zona monumental.
Adecentando
su fachada, sus desconchados , su pintura, su carpintería, sus
rejas,
y exigiendo a quien le ataña, la supresión de tendidos eléctricos,
capaces
de cortar una foto de recuerdo en todos sus sentidos. ...Por lo
menos,
y
de momento, en los entornos o encuadres de cada monumento con
preferencia
de los mudéjares por ser Patrimonio de la Humanidad.
Como
dicen los oradores de postín: "...voy terminando, amigos".
Asi que volvamos con la Vaquilla, que llenará de gozo la ciudad y
sorprenderá a los neófitos, pues su campechanía, su acogida y
talante sociodemocrático, no lo habrán visto en su vida.
Contaré
unos ejemplos vividos:
En
una de mis primeras vaquillas, traje un amigo catalán que al ver una
engalanada
comitiva oficial, se dio cuenta que, el amiguete de copas y
canciones
con el que había estado hasta el amanecer, era el propio Gobernador
Provincial.
El
mismo amigo, captado y entusiasmado por la simpatía y majeza de una
mujer turolense, se la bailó casi toda la noche, hasta que un
vaquillero -un tipo muy majo según mi amigo- le cambió la bailadora
por un perolico de vino.
Era
su marido.
En
esta faceta de campechanía y convivencia, Teruel, y especialmente en
Vaquillas, es el campeón de España.
Preparémonos,
pues, para la prueba vaquillera.
Los
mayores, con prudencia, por su experiencia, y los jóvenes, con la
dosificación de su vehemencia y fortaleza.... porque fuerte y duro
hay que ser para correr los cinco toros al amanecer tras una noche de
vigilia, copas y bailes, alentados solamente por un suculento plato
de judias con morro, y hasta con hojicas de laurel de la corona de
los vencedores.
Y
hablando de laureles, con el permiso o disimulo por parte de Vds. y
"el modestia aparte" de la mía, voy a ponerme algunos
laureles vaquilleros para hinchar la figura del indigno y socorrido
mantenedor. (Con veinte años es posible y creíble hacer muchas
cosas, y con los setenta cumplidos, lo que es posible, es contarlo ya
dejando la credibilidad un poco en el aire)
Yo,
hoy aquí como espectador añorante- y aun envidioso-, fui un
vaquillero activo ,
De
los primeros en correr, de los últimos en trasnochar, de bebedor y
bailador,
normal
y regular, de cantador...mal, pero mucho.
De
gracioso u ocurrente... sólo cuando me venia una idea graciosa y
ocurrente....¡Pocas! Pero al ser mas bien callado pasaba
desapercibido.
De
torero... tenia mis ribetes, pues tras unas actuaciones como matador
en Festivales Universitarios en la plaza de Valencia -¡de primera
categoría¡- llegué casi, a Matador Municipal de Rubielos de Mora.
Y
estas calificaciones vaquilleras pueden ser el motivo de esta mi
presencia aquí.
Otro
dato oportuno que puedo darles es que nuestro viaje de novios,
Cristina y yo, lo finalizamos felizmente en La Vaquilla.
Floreado
ya el acto, poetas, fiesta, ciudad y público asistente con la
inherencia de su respetabilidad, este Pregonero, con la inherencia de
estos laureles que él se ha puesto, finaliza su pregón,
Que
el Santo Ángel vaquillero nos guarde
y
felices fiestas con un ¡VIVA TERUEL!
José
Gonzalvo Vives
Autor
del monumento a la Vaquilla del Ángel.